martes, 12 de junio de 2012

Cuento para el 25 de Mayo

En una fresca mañana de Mayo, el sol se asoma y Pía la paloma, pide permiso para ir a jugar. Su mamá 
le recomienda que nose aleje demasiado, pues podía ser peligroso.
Se acerca a las nubes y las invita a hacer una ronda, pero ellas todavía tienen sueño y la echan de mal humor.
Va en busca de otras palomas, pero no tiene suerte. Están muy ocupadas comiendo migas y semillas en la plaza
frente al Cabildo.
Pía, la paloma, vuela aburrida, buscando alguien con quien jugar. Posada sobre un faron observa a los vendedores
ambulantes que ofresen sus productos:

¡A las ricas empanadas!
Tengo dulces y saladas.
¡Empanadas, empanadas
que no engordan nada!


¡Pasteles,pastelitos
de dulce y miel.
Pasteles de membrillo
y también de nuez.

Pía quisiera comer algo de lo que anuncian, pero le interesa más saber a donde va ese grupo de caballeros. Los
sigue y entra con ellos al Cabildo. Desafortunadamente queda encerrada.
Busca nerviosa, una ventana abierta, pero no tiene suerte. Recuerda lo que su mamá le dice siempre sobre la libertad.
Sobre lo importante de tomar decisiones y ser responsable.
Triste y resignada escucha las conversaciones de los caballeros. Asombrada oye que ellos también hablan de la libertad,
de tener un gobierno propio y de ser autónomos.
Los caballeros discuten acaloradamente durante un buen rato.
A Pía la asustan los aplausos cuando los caballeros patriotas aceptan la Primera Junta como el Primer Gobierno Patrio. Pía
la paloma oye los gritos que llegan desde afuera. El pueblo en la plaza quiere saber qué han decidido.
Los caballeros abren las puertas que dan al balcón:"¡Somos libres! ¡Somos libres!". Pía aprovecha la oportunidad y vuelva hacia 
afuera. Vuela libre y feliz, como la Nación que acaba de nacer. 


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